Saunier Duval calderas de condensación, siempre a tu lado

Hace unos días publicaba una entrada criticando el servicio técnico de Saunier Duval, hoy tras haber estado en contacto con el servicio de atención al cliente en diversas ocasiones en los últimos días, he de rectificar (no me considero un sabio pero considero honesto hacerlo...). Se han preocupado por el tema desde el primer momento en que efectúe la reclamación, se han implicado en el asunto y la verdad es que han resuelto mis inquietudes, dándome respuestas y soluciones, poco más se puede pedir en estos casos e incluso he quedado convencido de que algunos de los argumentos que yo aportaba eran erróneos, aunque no sobre el mal funcionamiento inicial de la caldera que evidentemente consumía más de lo debido. A día de hoy esos problemas parecen solucionados pues la caldera consume aproximadamente la mitad que antes (a ojo de buen cubero).

Así que hoy puedo decir que el eslogan de Saunier Duval es apropiado y entono el Mea Culpa por haberme precipitado en la publicación de mi post, antes debería haber contactado con el servicio central de reclamaciones/atención al cliente que es quien ha resuelto el asunto de forma satisfactoria, pues más allá de una pequeña compensación económica por el mal funcionamiento inicial (que considero justa), ha habido una trabajo de recopilación de actuaciones realizadas muy completo y una atención personal correcta y amigable.

Hoy voy a contaros una historia de denuncia de esas que tanto me place escribir, hace unos meses decidí instalar en mi domicilio una caldera de condensación Saunier Duval para evitar poner en marcha la caldera de gasoil que tengo para el hotel (Hotel Mesón de L´ Ainsa) pues en invierno nuestro establecimiento permanece cerrado, el único motivo era ahorrar costes pues la caldera de gasoil sobredimensionaba mi consumo y yo vivo en el mismo edificio del hotel.
Tras la instalación realizada por mi fontanero habitual (y amigo) solucionando todos los problemas que iban surgiendo, comencé a calentar mi vivienda y cual es mi sorpresa cuando comprobé que estaba gastando 450 o 500 euros al mes en calefacción y agua caliente para una vivienda de unos 110 metros cuadrados donde además dispongo de una estufa de pellet, mi gozo en un pozo, el ahorro se convierte en sobrecoste y nada de lo que imaginaba se había cumplido.
Por supuesto llame al servicio técnico de Saunier Duval alertando del desmesurado consumo, y el técnico de la compañía realizó una rápida revisión simplemente ofreciéndome un papel (sin abrir la maquina para realizar una inspección a fondo) e indicándome que la caldera funcionaba correctamente, que las paredes de mi domicilio (vivo en una buhardilla) estaban muy frías, que verificara que no tuviera una fuga de gas (Repsol se encargó de ese trabajo) y, en definitiva, que el consumo era normal y que el funcionamiento de la caldera era óptimo.
Al poco tiempo la caldera se paro, vino un nuevo técnico de Saunier Duval y lo primero que hizo fue abroncarme por haber quitado el precinto de garantía, algo que hizo mi fontanero de confianza pues estuve 4 días con la caldera averiada hasta que se dignaron en venir a repararla. Tras efectuar la reparación y yo intuir que algo raro pasaba, le pregunte al nuevo técnico si la avería podía haber afectado al consumo, y el me contesto que no.
Tras la reparación mi caldera Saunier Duval consume la mitad que antes o menos, nadie de la compañía se ha puesto en contacto conmigo para indicarme cual fue el problema ni pedirme disculpas, aunque por otras fuentes me he ido enterando de que probablemente había un problema con las válvulas de entrada del gas que, o bien no eran de esa máquina, o bien eran para Gas Natural y no Gas Propano.
Desde esta pequeña ventana al mundo yo pido, firmemente convencido de que tengo derecho a hacerlo, que Saunier Duval me restituya los 800 - 1.000 euros que consumí de más hasta que la caldera tuvo a bien pararse, y una explicación clara de lo sucedido. Me parece una vergüenza el comportamiento del servicio técnico de esta glamurosa marca que ha demostrado en la realidad tener una lamentable atención al cliente.